De tiempo en tiempo, se estrena un estudio desolador que detalla cuán dependiente nos hemos vuelto en la tecnología, la cual inspira posteriormente una nueva temporada de “Black Mirror”, más absurda y menos irreal que la última. Después de 2 años de los encierros intermitentes y la distancia social, los números de 2022 no son sorprendentes, por decir lo menos.

Según la televisión, el experto de la transmisión y del internet Trevor Wheelwright revisa su móvil 344 veces al día — o en otras palabras, una vez cada 4 minutos. Dentro de estas interacciones frecuentes con los dispositivos, se mandan mensajes, se hacen llamadas, se revisa el buzón electrónico, se redactan correos electrónicos, se recorre la red y se actualizan perfiles tan rápido y cómodamente como respiramos.

Entre los mensajes, llamadas, correos electrónicos y varios mensajes en las redes sociales, la comunicación e intimidad en el siglo XXI se han cambiado lógicamente de físicas a digitales con la ayuda de nuestra tecnología, la cual reemplaza consecuentemente mucho de nuestras interacciones personales a digitales.

Sin embargo, a pesar de que los móviles nos permiten estar contactos constantemente con nuestros amigos y familia, estos avances tecnológicos nos han hecho más solitarios que nunca de algún modo. La ironía de este dicho no se pierde. Después de todo, con todas estas maneras de comunicarse y conectarse con amigos y forasteros, la idea de que todavía estemos solos suena verdaderamente imposible. En especial cuando, a un momento dado, podemos mandar mensajes, enviar correos electrónicos o marcar un número de móvil al mismo tiempo que a ustedes les lleva caminar por los escalones. Por cierto, yo he hecho todas estas cosas viendo mis vídeos de clase, tomando apuntes, haciendo el desayuno y comunicándome con mi compañero de habitación. El compañerismo de la forma digital es prácticamente natural para nosotros, y da igual a los quehaceres, en tándem con nuestros trabajos innecesarios.

De hecho, la comunicación en el siglo XXI obviamente se pide que sea simultáneamente hecha con 2 o 3 otros quehaceres — llamar a su novio o novia yendo de compras, mandar mensajes a un compañero caminando al aula de lecciones y hablar con su amigo al que no hayan visto por años por FaceTime al mismo tiempo — porque es muy accesible para nosotros en estos días.

Sin embargo, la conveniencia pura de comunicarse — que sea una llamada de 5 segundos o un mensaje con 3 párrafos — ha tenido que ser una gran parte en nuestra soledad. Cuanto más fácil se vuelve conectarse con nuestros amigos, más difícil se siente tener una conversación significativa sin estar accidentalmente en falta de comunicación, conversaciones sin fundamento que nos acostumbran, gracias a una cantidad enorme de comunicaciones digitales que son válidas para nosotros.

Simone Mansell / El Nexo Diario

Por consiguiente, la cierta razón por la que los móviles son valiosos en nuestra sociedad — concretamente, su habilidad de conectarnos rápido con nuestros amigos en cualquier momento — puede ser la misma razón por la que 36 por ciento de estadounidenses tienen “seria soledad”. La cantidad de comunicación irónicamente lleva a una alienación de un tipo — un tipo de alienación, por el cual a los orfanatos les falta la capacidad de amistar y el cual anima un hábito en soledad.

Esto no quiere decir que las conversaciones digitales (la tecnología, que da igual) sean terribles: la red social puede ser una manera saludable de conectarse con amigos; los mensajes nocturnos a su mejor amigo pueden acabar a ser las conversaciones más significativas en su adultez; un mensaje gracioso que su compañero de habitación les mande es suficiente para mejorar su día. Personalmente, me alegra leer los comentarios de mis amigos por red social y a menudo un mensaje de “Buenos Días” para que sepa que les importo (aunque les he mandado descaradamente un mensaje por la tarde). De hecho, hay muchos ejemplos por los que me agradece usar mi móvil y su habilidad de conectarse con mis amigos en cualquier estado o país. Y, por supuesto, mandar mensajes ni llamar no hace necesariamente que un quehacer sea significativo, conversaciones afectuosas imposibles — con el compañero adecuado, cualquier conversación (usando cualquier tipo de red) puede ser interesante y valiosa.

Sin embargo, la verdad es que, cuanto más nos gusta la intimidad digital que la física, más nos conectamos a lo lejos. Y, cuanto más nos acostumbramos a esta manera de vivir, más neutralizada la soledad se convertirá para nuestra generación futura. Continuaremos a vivir de la manera que Henry David Thoreau describió acertadamente una vez, casi hace 200 años: dirigir el dicho: “lives of quiet desperation” (las vidas de desesperación silenciosa), a pesar de todos los beneficios y posibilidades, la comunicación digital se ha abierto para nosotros. Continuaremos a convertirnos cómodos de decirle nada en particular a nadie hasta que probablemente, lo que nos falte sean nuestros móviles y un par de comentarios de Instagram con la mitad de corazón para mantenernos distraídos.

A pesar de la predicción desoladora de nuestro futuro, hay soluciones engañosamente simples de este problema. La causa de nuestra soledad es la mala interpretación, la cual se remedia fácilmente por la comunicación que es menos supeditada en la digital y más dependiente en la emocionalmente significativa. Si eso es un texto pensativo o un par de horas de hablar por la playa, estos son las acciones que podrían salvarnos la vida de la asustante soledad.

 

¡Min Seo Riu cree que un correo electrónico largo y recargado mantiene alejada la soledad!

Print

Min Seo Riu
Min Seo Riu is an Opinion staff writer and English major. She is a Danny DeVito enthusiast and a lover of Star Wars.