El presente está construido en el pasado. Se encuentre sobre la sangre y los errores, la bondad y la conexión. Incluso cuando miramos hacia la narrativa no escrita del futuro, mantenemos un pie firme en las personas y los días que nos precedieron. Abarcando de esa división, está el arte. Tanto en los libros de historia como en la narración no escrita, el arte juega un papel fundamental en la sociedad. Actúa como una documentación física del pasado, representa el presente y permite recuperar la narrativa, incluso cuando busca definir cómo las generaciones actuales dejarán su huella en el futuro.
En una palabra, transformadora.
Ya se ha transformado la narrativa en Nueva Orleans. La estatua del general confederado Robert E. Lee se elevaba sobre la ciudad durante años, transmitiendo una larga y sangrienta historia de atrocidades. La estatua se retiró en 2017 y en 2020 una nueva estatua recuperó el espacio para Nueva Orleans. Sentinel (Mami Wata), creada por la artista Simone Leigh fue la primera estatua en empezar construcción después de la extracción de la estatua de Lee. La estatua presenta a una diosa de la diáspora africana, Mami Wata, con un símbolo de poder envolviendola. La estatua rinde homenaje a la cultura y la comunidad disaporirica de Nueva Orleans y se presentó de pie hasta 2021, cuando terminó la exhibición y la oportunidad de que futuras obras de arte puedan recuperar el espacio. La estatua se encuentra en la base de lo que ahora es Egalité Circle anteriormente Lee Circle.
La estatua fue parte de él trienal de 2021 Prospect New Orleans, dirigido por Naima J. Keith y Diana Nawi, quienes colaboraron con los líderes de Nueva Orleans y artistas para crear una narrativa de la ciudad hecha por y para la gente. En una declaración a ARTnews, el director discute que, “por último, Simone sintió, y estuvimos de acuerdo, que debido a la colocación original de Robert E. Lee sobre el pedestal era sobre poder y dominación–la estatua se asomaba sobre la ciudad, simbolizando la tiranía de la supremacía blanca–que su trabajo debería de ser lo más cercano al nivel del individuo. Su trabajo es monumental, pero al ser colocada en la base de la escultura sugiere de una manera que represente que está en diálogo con la gente de la ciudad”.
Es una declaración, e incluso más una estatua poderosa.
Ese es el poder que el arte puede sostener para la sociedad. Puede darle a la ciudad una oportunidad de definir cómo se quieren representar a sí mismos.
Nawi, una de las directoras artísticas del proyecto, habló recientemente en UC Santa Barbara como profesora invitada como parte del plan de estudios de Museum Practices, un curso de historia del arte. En una hora y quince minutos expuso el papel del arte y de los curadores. Hablo del mismo proyecto presentado anteriormente y de cómo el arte rompió la piedra en la que se escribió la historia para dar forma a una nueva identidad. Hablo del arte no como algo pasivo e inerte, sino como una entidad creciente y cambiante que tiene el poder de informar sobre el presente. La clase de Nawi redefinió el papel de los curadores no como selectores de obras de artes, sino como relaciones recíprocas que buscaban beneficiar a los artistas y las comunidades. Su creencia en el arte para sacar historias del polvo de la historia y convertirlas en el centro de atención del presente fue transformadora como la obra de arte de la que hablo.
Sus proyectos tampoco son los únicos que cambian quien es recordado.
Kehinde Wiley, el artista responsable de pinturas iconicas como el retrato de Obama, inaugura una nueva exhibicion en el Museo San Francisco de Young que busca transformar la narrativa de los negros en todo el munco, pero espceialmente en Estados Unidos. Su exposición, Arqueología en Silencio, documenta las muertes sin sentido de afroamericanos a manos de la policía de una manera que vincula a hombres y mujeres con retratos históricos y mártires. Su obra de arte, talento magistral como poderosa, exige la atención y el pensamiento de los espectadores ya que representa a hombres y mujeres caídos y cortados por la brutalidad. Como lo describe el Dr. Cadet en su articulo “Reclamacion de vidas negras de Kehinde Wiley”, “al colocar cuerpos nuegros en posiciones que recuerdan las obras maestras antiguas, Wiley esta liberando a los negros. Con cada pincelada, recupera el poder que alguna vez tuvieron las personas negras”.
El arte de Wiley quita el poder fuera de las manos del sistema y se lo regresa a las personas negras. Su trabajo es un comentario social, una documentación sobre el ahora y el acto en la resistencia todo al mismo tiempo. El infunde poder en cada retrato, y reclama la narrativa con cada trazo de su pincel.
Más cerca de casa, y en menor escala, el Museo de Arte, Diseño y Arquitectura de UCSB también exhibió obras de arte que buscaban cambiar las percepciones e informar sobre el presente. La exposición, “Sobre Mujeres Famosas, 1400-1700”, busco iluminar a las mujeres que siempre han tenido espacio y poder a lo largo de la historia, desde figuras poderosas como la Gran Duquesa y corregente de Toscana Cristina de Lorena hasta mujeres mas comunes que son registrado con solo una línea o dos de identificación. La exhibición fue majestuosa, grandiosa y, lo más importante, transformadora. Cualesquiera que fueran las intenciones de los artistas cuando se concebían las obras de arte por primera vez, la encarnación moderna de estos retratos presentaba a las mujeres como seres de poder y agencia. La exhibición trajo mujeres históricas a la era moderna y les dio la misma identidad y presencia que tienen las mujeres modernas. Tomó el pasado y lo utilizó para el presente.
A pesar del poder y el bien que el arte hace en la sociedad, a menudo se cuestiona la cuestión de su permanencia y el alcance del cambio social que el arte puede generar. ¿No es demasiado poco y demasiado tarde? ¿Una tirita en una herida mortal? Y si bien es cierto que la revisión de un sistema roto está quizás más allá del alcance de lo que el arte puede lograr por sí solo, hay más en el arte de lo que se puede ver a simple vista.
El arte, cuando entra en un museo, se mantiene allí a perpetuidad. Su cuidado y tutela se entregan al museo, y mientras exista ese museo, con pocas excepciones, se preservará esa obra de arte para siempre. Generaciones mucho después de nosotros podrán ver la obra de arte, e incluso después de que los museos y el mundo moderno se conviertan en polvo, hay una multitud de obras de arte antiguas que han sobrevivido a sus civilizaciones para existir miles de años en el futuro. La obra de arte que se hace hoy, más allá de proporcionar una salida emocional y una expresión de la creatividad humana, es una cápsula del tiempo que se desentierra y se vuelve a enterrar perpetuamente mientras busca preservar lo que la humanidad buscó registrar.
Un acto transformador, el arte tiene el poder redefinir el pasado incluso cuando representa e informa el presente. Puede actuar como un recipiente para la justicia social o la introspección, y tiene una importancia personal e histórica que deja un impacto duradero que reescribe la narrativa. Recupera el poder, redefine quien es recordado y empuja los límites de la comprensión del pasado y el presente. El arte tiene la capacidad de representar los diferentes prismas de la humanidad, en todos sus fantásticos errores y triunfos.
Haley Joseph toma inspiración de la conferencia como invitada de la curadora Diana Nawi ‘s en cómo el arte informa el presente.