CORTESÍA DE PRO- SAÚDE

El trastorno bipolar es una condición mental que puede volverse crónica si no es tratada adecuadamente. Si bien todos los seres humanos experimentan altos y bajos, en las personas que viven con bipolaridad los cambios de ánimo son más intensos, extremos y, a menudo, impredecibles. En algunos momentos se puede experimentar una energía eufórica acompañada de sentimientos de importancia o grandiosidad. Sin embargo, en otros momentos se siente pesimismo o mucha tristeza. 

Estos extremos emocionales reciben nombres: Los altos emocionales se llaman manías (o alto manías), mientras que los bajones emocionales se llaman depresión, la cual puede llevar a que el trastorno de bipolaridad sea confundido con trastorno de depresión unipolar, ya que muchas personas sólo acuden al asesoramiento de profesionales durante estos episodios.

En un entorno universitario o académico, los desafíos se multiplican. Los episodios bipolares afectan los procesos cognitivos, sobre todo los relacionados a la memoria, concentración o la atención. Sandra Vargas, profesora de la carrera de Psicología de Unifranz, Universidad en Bolivia, indica que “Dependiendo de la gravedad del estado o del episodio en el cual se encuentra el estudiante, su capacidad de concentración va a estar muy disminuida y eso va a traer consecuencias en cuanto a su rendimiento académico, pero no así a su capacidad intelectual”. 

Esto significa que aunque el estudiante conserve su inteligencia y habilidades, el trastorno puede interferir directamente con su desempeño diario, generando frustración, ansiedad y una posible desconexión del entorno académico. En estos casos, la comprensión del entorno académico y el acceso a apoyos institucionales puede marcar una gran diferencia en la trayectoria educativa de quienes viven con este trastorno. Por eso es importante identificar el trastorno a una temprana edad, para que los estudiantes no se sientan aislados o incomprendidos por sus cambios emocionales y académicos. 

Este trastorno también tiene una fase biológica importante, principalmente relacionada con desequilibrios en los neurotransmisores como la dopamina, que está relacionada con funciones como la motivación, la concentración y el control de impulsos. Estudios con neuroimagen han mostrado alteraciones en partes del cerebro como la corteza prefrontal y el cuerpo estriado, que son fundamentales en el control de la conducta. 

Además hay un factor genético importante; si uno de los padres padece de este trastorno, la probabilidad de que los hijos lo padezcan aumenta considerablemente. Además, se han identificado genes hereditarios relacionados con la dopamina los cuales pueden influir en el desarrollo de este trastorno. 

El estigma que rodea al trastorno bipolar es profundo y lamentablemente común en nuestra sociedad y en sociedades antiguas en las cuales no había mucha información sobre las condiciones mentales. Muchas personas asocian la bipolaridad con comportamientos peligrosos, irracionales o extremos. Esto genera miedo o rechazo hacia quienes tienen el diagnóstico, cuando en realidad con tratamiento adecuado, pueden llevar una vida completamente funcional. Por otro lado, algunos creen erróneamente que las personas que viven con bipolaridad “exageran” sus emociones o no hacen suficiente esfuerzo por controlar su comportamiento, sin reconocer que se trata de un trastorno médico vinculado a un desequilibrio neuroquímico que requiere atención especializada.

A pesar de los desafíos que implica vivir con el trastorno bipolar, con el diagnóstico correcto, tratamiento adecuado y apoyo emocional, las personas pueden llevar una vida plena, significativa y alcanzar el éxito en distintos ámbitos profesionales. Figuras reconocidas como: Van Gogh, Beethoven, Demi Lovato, John Forbes Nash (ganador del premio Nobel de ciencia económica), son ejemplos de personas que vivieron (o viven) con el trastorno y aun así lograron dejar una huella profunda en la historia del arte, la música, el entretenimiento y la ciencia. La clave está en eliminar el estigma y reemplazarlo con comprensión, educación y empatía.

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