SANDY VARELA / EL NEXO DIARIO

El 31 de enero, alrededor de 300 manifestantes se reunieron en la rotonda de la calle Milpas en el centro de Santa Bárbara para demostrar pacíficamente su desacuerdo con ICE y las nuevas políticas migratorias de Donald Trump. Sosteniendo banderas mexicanas y centroamericanas, tocando las bocinas de los autos y agitando pancartas, corearon, ‘¡Sí se puede!’

Después del segundo mandato no consecutivo del presidente Donald Trump, se implementaron nuevas leyes migratorias que afectan negativamente a la gran mayoría de las familias indocumentadas. El miedo, la ansiedad y la tristeza rodean a la comunidad, ya que Trump ha prometido llevar a cabo “la mayor deportación en la historia de los Estados Unidos“. El 20 de enero de 2025, Trump declaró una “emergencia nacional en la frontera sur”, firmando la orden ejecutiva “Asegurando nuestras fronteras”. Según esta orden ejecutiva, Trump planea “establecer un muro físico” en la frontera sur, así como “desalentar y prevenir la entrada de inmigrantes ilegales a los Estados Unidos”. Mientras los agentes de ICE patrullan distintas partes del país y realizan verificaciones de ciudadanía, la comunidad se siente cada vez más ansiosa, temiendo la separación de sus seres queridos y la interrupción de su vida diaria.

A las cinco de la tarde, cientos de manifestantes llenaron la rotonda de la calle Milpas. A medida que avanzaba la noche, más personas llegaban al lugar. Muchos llevaban pancartas que decían “Las familias deben permanecer unidas”, “las manos indocumentadas te alimentan” y “No muerdas la mano que te alimenta”.

Inspirada por los acontecimientos en curso, Jennifer Rojas organizó la protesta bajo el poderoso lema: “Lo hacemos por nuestros padres”. Rojas dijo que en un entorno de inmigración controversial “matar con bondad es lo único que importa en cuanto a cómo responder a las personas que argumentan en contra de los inmigrantes porque estas personas están aquí para trabajar y ayudar a sus familias, y para que las generaciones futuras tengan un futuro mejor”.

Una manifestante, Maggie Pérez, residente de Santa Bárbara, dijo: “Vine a este país hace veinticinco años como inmigrante junto con otros miembros de mi familia con el único propósito de trabajar y ayudar a nuestras familias”. El cartel de Pérez decía “La mano de obra inmigrante es esencial”, mientras ella decía: “Yo trabajo en un hotel donde trabajan muchos inmigrantes y sin ellos, no seríamos el hotel que somos”, agregó Pérez. Y como ella, hace veinticinco años, muchos niños también temían por la vida de sus padres.

Wendy Burgoin, otra manifestante y residente participando en la protesta, dijo que debido a los rumores de la presencia de ICE en Santa Bárbara, su mamá “no ha podido ir a trabajar”, lo que ha obligado a Burgoin a ahorrar todos sus cheques de pago para cubrir los gastos y ayudar a su mamá y a su familia. “Temo por la vida de mi mamá y nuestro futuro”, agregó.

Así mismo, Donaciano Manzanárez, otro manifestante envuelto en banderas mexicanas, dijo estar consternado y conmovido por la situación. “Esta tierra no le pertenece a nadie más que a Dios”, dijo Manzanárez. “Si tuviera a Donald Trump frente a mí, la únicas  palabra que le diría serían ‘gracias’”, continuó Manzanárez mientras las lágrimas caían por su rostro. “Porque sabe que lo que está haciendo está mal”, agregó. Manzanárez y su familia no han sido directamente afectados por este problema; sin embargo, dijo que apoya a sus hermanos y hermanas.

Mientras la multitud se manifestaba, las fuerzas del orden Santa Barbara City Police y Santa Barbara County Sheriff’s Office observaban a la distancia, absteniéndose de intervenir.

A medida que las políticas de inmigración divididas continúan impactando a las comunidades a nivel nacional, las protestas siguen ocurriendo mientras las personas buscan abogar por sus creencias bajo la nueva administración. “Solamente Dios sabrá lo que va a pasar con esta situación. Hay que estar preparados para lo mejor y para lo peor,” dijo Pérez.

CORTESIA DE SANDY VARELA

Print