
CORTESÍA DE MEXICRATE
Cuando nos referimos a un emblema comercial altamente reconocido en la comunidad mexicana (y latina como tal), la estrella de cada noche de invierno y el ingrediente fundamental en cada alacena mexicana, es muy probable que pensemos primero en el Chocolate Abuelita. Puesto a que actualmente, se estima que 8 de cada 10 tazas de chocolate caliente en México son de esta misma marca que genera alrededor de 25,000 toneladas de producto anual—de lo cual un 40% es exportado a Estados Unidos.
Sin embargo, aún y con la popularidad que abarca el Chocolate Abuelita, pocos saben que en realidad no se trata de un negocio familiar mexicano. Sino una compañía multimillonaria extranjera: Nestlé. Entonces nos adentramos en el siguiente dilema…¿Dónde podemos encontrar el verdadero chocolate mexicano?
Alrededor de 1925, poco antes de los inicios de Chocolate Abuelita, una familia originaria de Guadalajara, Jalisco, empezó un pequeño emprendimiento de chocolate ahora conocido como Chocolate Ibarra. Doña María Ruiz solía confeccionar barras de chocolate caliente para regalar a su familia y amigos, quienes nunca fallaban en demostrar lo mucho que disfrutaban estos obsequios. Fue este apoyo lo que la llevaría a desarrollar su propio negocio junto a su esposo Don Camilo Gómez Ibarra. A través de los años, el negocio se desarrolló e industrializó para convertirse de un comercio local a una empresa familiar con un alcance internacional—llegando a países como Estados Unidos, Canadá, Australia y múltiples naciones europeas.
A pesar de los altibajos enfrentados a lo largo de más de cien años desde su fundación, la marca ha perseverado gracias a su balance entre la tradición mexicana y la innovación. Fieles a mantener la más alta calidad de chocolate, Ibarra reconoce la importancia de este ingrediente en la cocina mexicana; desde un buen plato de mole a un dulce champurrado, es este ingrediente el que nos une a los mexicanos en cada festividad y celebración. Este mismo aprecio a la tradición es lo que los ha llevado a buscar nuevas formas de refinar su producto y presentación. Comenzando con versiones más prácticas (como el Choco Choco en polvo y jarabe) y saludables (como el chocolate con azúcar reducido).
La empresa Ibarra le rinde un gran honor al pensamiento empresarial mexicano—un modelo que no solo busca poner adelante el producto y la innovación latinoamericana, sino que distingue el valor histórico y cultural de la gastronomía. Han logrado resguardar la herencia y el papel cultural del cacao en México, recobrando desde sus orígenes prehispánicos, al seguir impulsando su producción para llegar a cada hogar en la nación. Una misión que marcó la infancia de muchos y sigue evocando el mismo sentimiento familiar mexicano que diferencia al chocolate como algo más allá del sabor.
En estos momentos en los que la globalización económica ha alcanzado números jamás antes vistos, es fundamental también saber ceder atención al desarrollo local. A fin de cuentas, son estos mismos casos de éxito mexicano que inspiran e impulsan el crecimiento de negocios de las generaciones de ahora. Es importante reconocer que el escoger chocolate mexicano conlleva más que solo una venta, sino la búsqueda de la independencia económica y la preservación de una rica cultura de ingenio, tradición y mucho sabor.