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El 23 de julio de 2025, el presidente de los Estados Unidos emitió una orden ejecutiva para promover el uso de la inteligencia artificial (IA) en todo el gobierno federal, argumentando que esto fomentaría la innovación, la competitividad y la seguridad nacional. Esto se suma a otra orden ejecutiva, firmada el 25 de marzo del mismo año, que permite el intercambio de datos entre agencias federales con el objetivo declarado de, “eliminar los silos de información” y “aumentar la eficiencia del gobierno.”

Así, con las nuevas órdenes ejecutivas que permiten el uso de la inteligencia artificial y la tecnología para vigilar y rastrear a los ciudadanos estadounidenses, centramos nuestra atención en Palantir; una empresa tecnológica financiada por la CIA y Co fundada por Peter Thiel, conocida por sus actividades de rastreo y vigilancia, como tema principal. 

La administración Trump ya ha solicitado acceso a grandes volúmenes de información personal a través de bases de datos gubernamentales, incluyendo números de cuentas bancarias, importes de préstamos estudiantiles, reclamaciones médicas y datos sobre condiciones de discapacidad. Esta centralización de datos, gestionada por herramientas de análisis avanzadas, abre la puerta a un sistema de vigilancia masiva con un potencial de abuso sin precedentes.

Sin embargo, lo que preocupa es cómo se está utilizando esta tecnología para infundir miedo en la comunidad inmigrante. Según EL PAÍS, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) firmó un contrato multimillonario con Palantir para desarrollar un software que rastrea información sobre inmigrantes que se encuentran en el país sin permiso o cuyos visados han caducado, con el objetivo de facilitar las deportaciones. El programa que está creando Palantir, denominado Immigration Lifecycle Operating System, también conocido como ImmigrationOS, tiene como objetivo ahorrar tiempo y recursos a la hora de seleccionar y detener a “delincuentes violentos”. Sin embargo, las redadas y los patrones de detención del ICE sugieren que este tipo de tecnología podría utilizarse para perseguir a personas por su raza o nacionalidad, en lugar de por sus antecedentes penales.

El programa también se utilizaría para rastrear en tiempo real a las personas que decidan abandonar el país. Según varios medios de comunicación, ImmigrationOS será el comienzo del “ciclo de vida de la inmigración, desde la identificación hasta la expulsión.” Se espera que el programa se ponga en marcha el 25 de septiembre y funcione durante al menos dos años, según las órdenes firmadas y previstas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Palantir está creando este programa para realizar tres tareas

  1. Selección y priorización de las medidas de aplicación de la ley, incluida la racionalización de la selección y detención de extranjeros ilegales basándose en las prioridades de aplicación de la ley del ICE, en particular aquellos afiliados a organizaciones criminales transnacionales (TCO) conocidas, delincuentes violentos y aquellos que han excedido la duración de sus visados.
  2. Seguimiento de la auto deportación, incluyendo visibilidad casi en tiempo real de los casos de auto deportación e integración con los sistemas de priorización de las fuerzas del orden para informar sobre las políticas, garantizar una asignación eficiente y adecuada de los recursos e informar con precisión sobre las métricas de los extranjeros que abandonan los Estados Unidos.
  3. Proceso del ciclo de vida de la inmigración, que incluye la optimización de todo el ciclo de vida de la inmigración, desde la identificación hasta la expulsión, con una mayor eficiencia en la logística de la deportación, minimizando el tiempo y el gasto de recursos.

Han colaborado con las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, las agencias de recaudación de impuestos, el FBI y, más recientemente, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que recientemente estuvo dirigido por Elon Musk. Se dice que el programa recopila datos biográficos y biométricos de las bases de datos gubernamentales para identificar a los inmigrantes. Esto incluye a aquellos que entraron legalmente en los Estados Unidos.

Aunque el Gobierno estadounidense considera que estas nuevas tecnologías suponen un avance, los ciudadanos se ven obligados a cuestionar su ética. 

Esta preocupación es compartida incluso por antiguos empleados de la empresa. En una carta abierta, denunciaron que “la democracia se enfrenta a amenazas crecientes: La recopilación de datos biométricos de niños inmigrantes, la persecución de periodistas, los recortes en programas científicos y la marginación de aliados clave de Estados Unidos, como Ucrania. […] Las grandes empresas tecnológicas, incluida Palantir, son cada vez más cómplices, normalizando el autoritarismo bajo el pretexto de una «revolución» liderada por oligarcas.”

Este testimonio suscita preocupación por el continuo crecimiento de los avances tecnológicos y sus posibles peligros para la democracia estadounidense. Si empresas como Palantir están contribuyendo a la expansión de la vigilancia y el control autoritario, ¿cuál es la situación del ciudadano medio? A medida que el seguimiento biométrico, la minería de datos y el análisis predictivo se integran cada vez más en la vigilancia gubernamental, muy probablemente sin supervisión pública, surge la pregunta: ¿a quién se protege realmente y a qué precio?

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