CORTESÍA DE PLANN

 

Tik Tok llegó a nuestras vidas como una simple app para pasar el rato. Al principio eran solo bailes, retos, videos divertidos y canciones nuevas. Pero poco a poco se convirtió en algo mucho más grande: una plataforma que influye directamente como pensamos, nos vestimos, comemos y hasta cómo nos sentimos con nosotros mismos.

TikTok y otras plataformas de vídeos cortos estimulan intensamente el sistema de recompensa del cerebro al ofrecer gratificación instantánea mediante contenido visual rápido, impredecible y altamente entretenido, lo que provoca liberaciones repetidas de dopamina o activaciones frecuentes del circuito de recompensa. 

Este bombardeo constante de estímulos puede afectar negativamente la capacidad de atención, reducir la tolerancia al aburrimiento, dificultar la concentración en tareas más largas o lentas y generar una dependencia a la estimulación continua. 

Además, estudios recientes han demostrado que el uso problemático de Tik Tok se asocia con síntomas de ansiedad, depresión y alteraciones del sueño. Especialmente en jóvenes, quienes son más vulnerables al impacto psicológico de la comparación social, la exposición constante a cuerpos, estilos de vida o estéticas idealizadas y el aislamiento digital.

Aunque no puede afirmarse que TikTok por sí solo cause depresión, sí puede agravar estados emocionales frágiles a través de distintos mecanismos como la comparación constante con vidas idealizadas y desplazar actividades esenciales como el descanso. Afectando el equilibrio emocional, la lectura, la socialización real o el contacto con uno mismo, lo que en conjunto puede dañar el bienestar mental a largo plazo.

Más allá de los efectos neurológicos y emocionales, Tik Tok también afecta nuestra manera de relacionarnos con el tiempo, la productividad y la identidad personal. Su formato breve nos acostumbra a consumir información en segundos, lo que puede generar la ilusión de estar aprendiendo mucho cuando en realidad solo estamos acumulando fragmentos desconectados. Este tipo de consumo rápido puede afectar nuestra paciencia y capacidad de profundizar, incluso en hábitos académicos o laborales. 

Además, al construir una versión editada de nosotros mismos, siempre activos, creativos y felices, la aplicación refuerza una cultura de rendimiento constante donde el valor personal se mide en vistas, likes y seguidores. 

Así lo que empezó como entretenimiento se convierte en una forma de autoevaluación pública que puede impactar en nuestra autoestima y en la manera en que entendemos quienes somos.

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