“A las niñas no se tocan”, “Somos el grito de las que ya no tienen voz”, “Soy la hermana de la mujer que nunca van a tocar”, son solo algunas de las frases que se ven y escuchan en las calles de Latino América el 8 de Marzo. La historia de cómo esta fecha se originó comienza en 1908 cuando 129 mujeres murieron en la fábrica donde trabajaban, mientras se manifestaban demandando mejor condiciones laborales y salarios justos.
Hoy en día esta fecha marca un día importante en la lucha por los derechos para las mujeres universalmente. De igual manera, saca a la luz temas de igualdad de género, derechos reproductivos y violencia y abuso en contra de las mujeres. Aunque protestas ocurren en todo el mundo, el gran número de mujeres que continuamente toman las calles en protesta es en Latino América, lo cual refleja la manera en que el incremento de violencia y la falta de apoyo ha sido suficiente y tiene que cambiar.
Esta fecha es un día en el que mujeres de Latino América y el mundo se olvidan de sus diferencias y salen a las calles a protestar, a gritar, a marchar y hacer sus historias visibles al mundo. Las mujeres protestan por sus hijas, sus hermanas, sus madres, amigas que de una manera u otra comparten el sufrimiento y la ira de vivir en una sociedad que acepta estos hechos. Gritan su dolor al ver que nadie está interesado en buscar justicia por las mujeres que la violencia ya les ha cobrado sus vidas. Mujeres pintan las calles de morado mientras recuerdan los nombres y las caras de las niñas y mujeres que fueron víctimas de la violencia en la cual lamentablemente cifras incrementan todos los días. En estas marchas se cantan canciones que te enchinan la piel. Una que se hace conocer es “Canción Sin Miedo” por Vivir Quintana.
La profundidad de su letra la ha hecho una canción emblemática de las marchas y el movimiento feminista. Otras formas de protesta que se ven las calles incluyen la lectura de poemas y de historias personales, pegar fotos de los feminicidas y agresores que están en libertad, cargar con carteles con mensajes y dibujos que erizan la piel y sobre todo brindar apoyo mujer a mujer. Esto es para dejarle saber al gobierno y a la sociedad que un cambio no es solo es necesario, sino demandado.
Hay muchas razones por las cuales las mujeres salen a marchar. No es una situación aislada que solo toca la vida de unas cuantas mujeres, la violencia y desigualdad a raíz de una cultura de machismo y misoginia que se ve día a día le está costando la vida a cientos de mujeres y a sus familias.
De acuerdo a la encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones del hogar por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México el 70% de mujeres de 15 años y más han sufrido por violencia a lo largo de su vida ya sea psicológica, física, sexual o económica.
El caso de la familia Escobedo es una historia que aunque haya pasado hace quince años, aún toca el corazón de muchos. Marisela Escobedo Ortiz fue la madre de Rubí Escobedo, una joven de 16 años. El inicio de su vida como activista social empezó cuando su hija fue asesinada por su pareja, Sergio Rafael Barraza. Dada la falta de apoyo que las autoridades le brindaron para resolver el caso, Marisela y su familia se tomaron a la tarea de buscar al feminicida de Rubí para llevarlo ante la justicia. Fueron ellos quienes lo encontraron y lo entregaron a las autoridades. Sin embargo, aunque confesó su crimen y señaló el lugar exacto en el que los hechos sucedieron, fue declarado no culpable y dejado en libertad.
Después de meses de protesta y de fuertes amenazas hacia Marisela, ella fue asesinada frente al palacio de gobierno de Chihuahua mientras protestaba en contra del gobierno corrupto que ayudó a la liberación de Barraza. Su muerte no fue en vano porque fue la fuente de inspiración y ejemplo a seguir para muchas mujeres para no dejar de exigir una vida en la que el miedo, la violencia y la agresión no gane.
Ser mujer trae consigo muchas cargas que fueron impuestas desde siglos. Estas mismas cargas limitan el desenvolvimiento pleno de no solo niñas y mujeres, sino también de niños y hombres y personas identificados con otros géneros. Estos círculos de violencia que siguen presentes en los hogares alimentan un sistema diseñado para favorecer a un número limitado de personas típicamente hombres.
La violencia hacia la mujer aunque prevalente, es poco hablado en los hogares hispanohablantes, especialmente si una cultura de machismo está siendo implementada continuamente. Es importante resaltar que han habido muchos avances positivos que le brindan apoyo a la mujer y a su crecimiento en todas las capacidades, pero dada que esto es visto como un “privilegio” y no como derechos humanos básicos y tampoco es brindada a todas las mujeres, ya sea en las comunidades rurales, mujeres transgenero, etc. es más que necesario salir a reclamar justicia y equidad.
En una sociedad que ignora y menosprecia la experiencia de la mujer diariamente, las mujeres retoman el 8 de Marzo como un día de “celebración” para ellas y se convierte en un día en el que se necesita crear conciencia, iniciar conversaciones, cuestionar y aprender.
Esta fecha no es un día de celebración, es un día en el que se necesita reflexionar y educarse a sí mismo sobre cómo cambiar las historias de las mujeres que fueron o están siendo impactadas diariamente por actos de violencia.
Hay muchos temas que un solo artículo nunca alcanzará abarcar, tales como los estándares ridículos de belleza, las experiencias de las mujeres transgenero y el gran aporte que han hecho hacia sus comunidades, las maneras que la cultura machista también afecta a los niños y hombres, el tabú de la menstruación, entre otras más que probablemente esta escritora le falta aprender de igual manera que desechar las ideas que desde la niñez fueron impuestas por la sociedad.
Por eso durante este mes de Marzo, que es el mes de la mujer, te invito a conocer más de los motivos por los cuales estas mujeres salen a las calles y el rol que puedes tener en esta comunidad.
Como estudiantes hispanohablantes de UCSB, es importante no hacerse de la vista gorda de lo que se vive en no solo Latino América pero también en nuestra propia comunidad. Es nuestro deber estar en constante aprendizaje y practicarlo, no solo escuchar los problemas.
No significa que es mandatorio ponerse un pañuelo morado y declararse feminista – no. A veces ese camino no es para todos y se respeta, pero si es necesario que se alze la voz. No es fácil ser la persona que diga basta, pero si algo se puede aprender de este movimiento, es que el miedo ya no es motivación suficiente para quedarse callados.